"Moriré una vez y otra, y sabré que es inagotable la vida" (Rabindranath Tagore)

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Mario

Se fue Mario...

Estas letras están dedicadas a Mario y a todas esas personas que nos va arrebatando la vida, demasiado pronto, demasiado injustamente.

No conocí a Mario todo lo que me hubiera gustado, pero si lo suficiente como para darme cuenta de que era una persona buena.

Mario era un brote de humanidad en la jungla de la ciencia, la cara amable de la técnica, de las fórmulas matemáticas, de los teoremas...

En un mundo pragmático, científico, en ese mundo complejo de la ingeniería, en el que parece que no está permitido ni siquiera un atisbo de sensibilidad, Mario era una isla en medio de un mar embravecido, un oasis en el desierto.

Su carácter tranquilo, amigable y comprensivo nos hacía la vida un poco más sencilla a aquellos que, como yo, parecíamos haber aterrizado sin saber muy bien por qué en un mundo que no era el nuestro, que nos sobrepasaba hasta dar la sensación de quedarnos grande, de empequeñecernos.
Inteligente y con talento, no era de los que se subían a un pedestal como si de dioses del Olimpo se tratara.
Todo lo contrario, lejos de abrumarte con su brillante trayectoria profesional, transmitía cercanía, sencillez, empatía.

Como alumna tuya pude aprender mucho acerca de sistemas de radiocomunicación, de radioenlaces, de antenas…
Lo cierto es que a día de hoy apenas me acuerdo.
Lo que si te puedo asegurar Mario, es que en mi memoria guardo de ti un recuerdo imborrable como persona, y eso me ayuda a intentar transmitir al mundo lo mejor de mi misma.
Y creo que no existe sistema de telecomunicación alguno capaz de algo así.

Hasta siempre…


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